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Foto del escritorLuis Enrique Lescano Borrego

¿Qué aprendería si comenzara de nuevo en la bibliotecología?


Magister en Archivística y sistemas de gestión Documental

Universidad de la Cuenca. Ecuador



Esta es una pregunta que me he hecho con frecuencia a lo largo de los años. Siento cierta frustración al darme cuenta de que una gran parte de mi formación universitaria no se traducía en habilidades prácticas para el ámbito laboral. Muchas de las tecnologías que se utilizan en las bibliotecas hoy en día, como los sistemas de gestión bibliotecaria, me eran desconocidas. Con esto en mente, quiero compartir cuáles considero son habilidades del bibliotecario en el siglo XXI.


Este artículo inicialmente publicado en mi Linkedin estará dividido en dos partes. La primera abordará las llamadas habilidades blandas o no técnicas, mientras que la segunda se enfocará en habilidades técnicas más específicas.


¿Qué aprendería si comenzara de nuevo en la bibliotecología?



Esta tríada de habilidades me parece fundamental y está profundamente interrelacionada. La curiosidad es el primer paso: se trata de interesarnos por cada detalle y preguntarnos cómo funciona todo lo que nos rodea. Para mí, esta habilidad impulsa una búsqueda constante de aprendizaje. He visto en mi propia biblioteca cómo las personas curiosas llegan a manejar aspectos de la institución con gran destreza, aplicando de manera práctica todo lo que descubren.


La curiosidad suele ir de la mano con la creatividad, porque conocer solo por conocer tiene poco sentido si no pensamos en cómo aplicar ese conocimiento. Es importante preguntarse: "¿Y ahora qué hacemos con esto?" A partir de esta pregunta, podemos empezar a ofrecer soluciones innovadoras a los problemas que enfrentamos. Ser creativo significa utilizar el conocimiento de formas originales y prácticas, resolviendo problemas y contribuyendo con nuevas ideas que enriquezcan la biblioteca.


Este proceso de curiosidad, creatividad e innovación es crucial para evitar que la biblioteca se convierta en un espacio atrasado y vetusto. Cuando cada miembro del equipo aporta, por pequeño que sea, su esfuerzo, y actúa con curiosidad, creatividad e innovación, la biblioteca se convierte en un espacio vivo, lleno de valor para la comunidad.



En estos tiempos de hiperconectividad, enfrentamos un desafío importante: no siempre logramos divulgar adecuadamente lo que hacemos en la biblioteca. Nuestros usuarios potenciales a menudo desconocen nuestras actividades, y en mi experiencia, es preferible que esta información la transmita una persona en lugar de una página institucional con lenguaje formal que aleja al público.


Por eso considero importante conocer y manejar las redes sociales, transmitiendo información en un lenguaje accesible. Saber crear contenido con impacto, como un reel, un video largo, una foto o una infografía, nos ayuda a utilizar cada plataforma de forma adecuada para que nuestro mensaje llegue. Sin embargo, resulta desalentador visitar el LinkedIn o Facebook de un bibliotecario y no encontrar nada relevante sobre su labor. Como profesionales, debemos ser conscientes de que somos embajadores de nuestras bibliotecas, y nuestra presencia en redes no solo es valiosa para los usuarios, sino también para acercar nuestro trabajo a otros colegas.


Trabajar nuestra marca personal implica compartir nuestras experiencias y conocimientos de manera accesible, porque la academia a veces se ha distanciado de la práctica diaria en las bibliotecas. Necesitamos establecer redes de apoyo que fomenten el crecimiento profesional y nos permitan compartir lo que hacemos y cómo lo hacemos. Recuerda que lo que tú resolviste con creatividad e innovación podría ser justo lo que otro colega necesita, por pequeño que parezca.


Como consejo, en redes sociales encontrarás muchos expertos en marca personal que pueden inspirarte en este camino.


En bibliotecología, rara vez trabajamos en total soledad. Incluso en bibliotecas pequeñas, donde puede haber solo un bibliotecario, siempre hay otras personas involucradas: personal de limpieza, guardias de seguridad, entre otros. Todos forman parte del entorno de la biblioteca de una forma directa o indirecta, y comprender esto es esencial para crear un ambiente de colaboración y respeto.


He aprendido que la empatía es una habilidad fundamental en cualquier equipo de trabajo, especialmente cuando tienes la responsabilidad de liderarlo. Ser un líder efectivo no significa imponer autoridad o ser severo; al contrario, se trata de entender y conectar con las personas que trabajan contigo. Reconocer que cada miembro del equipo tiene una vida personal que puede afectar su rendimiento permite construir un ambiente de trabajo donde todos se sientan respetados y valorados. Este enfoque no solo fomenta el respeto, sino que también impulsa un compromiso genuino de trabajar con consciencia y dedicación.


Como conversé alguna vez con Nora Quiroz, muchas personas llegan a puestos de liderazgo sin una preparación formal. Ejercer un liderazgo activo implica más que supervisar tareas; significa involucrarse en el desarrollo del equipo, ayudando a cada miembro a crecer y a desplegar su potencial al máximo. Cuando promovemos un entorno de aprendizaje y apoyo, logramos no solo mejores resultados, sino también un equipo motivado que ve en la biblioteca un lugar de realización personal y profesional.


Desarrollar estas habilidades no solo beneficia a quienes trabajan en la biblioteca, sino que se refleja en la experiencia de nuestros usuarios, quienes perciben un ambiente armonioso y colaborativo. Un liderazgo basado en la empatía es clave para hacer de nuestras bibliotecas un espacio donde todos —usuarios y equipo de trabajo— quieran estar.


La transformación comienza de adentro hacia afuera: no podemos cambiar el mundo sin antes cambiarnos a nosotros mismos.

Además de estas habilidades, es importante incluir el pensamiento crítico y la comunicación efectiva, que pueden potenciar todo lo que hemos hablado anteriormente. Sin embargo, debemos recordar que desarrollar estas habilidades requiere más que ver ocasionalmente un video inspirador en TikTok o YouTube; es un trabajo constante.


Se trata de buscar información, leer sobre estas habilidades y comenzar a implementarlas en nuestro día a día. Sé que es un reto, pero toda transformación comienza de adentro hacia afuera: no podemos cambiar el mundo sin antes cambiarnos a nosotros mismos.

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