Por Mario Fernando Arenas
Docente universitario
La relación entre el cine y la literatura es absolutamente indisoluble, podría decirse que la literatura es precursora del cine, y que a su vez el cine ha aprovechado todo el legado de la cultura escrita para llevarla a la pantalla mostrando a menudo el mundo de los libros, las bibliotecas, los editores, los escritores y por supuesto los lectores, por cierto, con muy buenos resultados en taquilla. Es entonces ahí donde se puede apreciar esa relación mágica.
Existen gran cantidad de producciones cinematográficas, en donde las bibliotecas y los libros son los protagonistas principales de la historia. Aunque no seas cinéfilo pero si amante a la literatura seguro recordarás algunas como: Matilda (1996) dirigida por Danny Devito y basada en el libro del escritor Roald Dahl; La ladrona de libros (2013) dirigida por Brian Percival que ganó en 2007 el Premio Michael L. Printz como mejor libro escrito para adolescentes y que es otorgado por la ALA - American Library Association; o Las horas (2002) dirigida por Stephen Daldry y que trata de tres mujeres que buscan dar sentido a su vida, una de ellas la escritora Virginia Wolf.
Es imposible mencionar todas las películas, pero permíteme presentarte cuatro que a mi modo de ver destacan la esencia de esta mágica relación:
1. Ágora (2009): Iniciamos este recorrido con una cinta que habla de una de las bibliotecas más famosas de la historia: la biblioteca de Alejandría y su lamentable pérdida. Dirigida por Alejandro Amenabar, nos presenta la biblioteca como protectora del conocimiento en contraposición del fanatismo de la cristiandad, que termina por estallar, poniendo sobre la mesa asuntos como Dios y los libros, Dios y el saber.
La biblioteca se había convertido en una enemiga de la cristiandad y por ende de su directora Hipatia, quien finalmente termina siendo asesinada y la biblioteca incendiada, y es que todo parece indicar que Hipatia representaba dos cosas mal vistas por el cristianismo de ese momento en una mujer, el saber y la belleza. Lo curioso es que después de su muerte sería la iglesia la encargada de proteger y guardar el conocimiento en las bibliotecas de las abadías y conventos. Por otro lado, la magnitud de esa tragedia ha ayudado a construir su leyenda en el imaginario de las personas.
2. El nombre de la rosa (1986): Película clásica e ineludible al tratar este tema; es la adaptación del libro de Umberto Eco. Dirigida por Jean-Jacques Annaud el cual pidió la colaboración de Eco para que fuese lo más fiel posible a la obra original.
En este caso asistimos a un concilio que se da en una abadía medieval, en el que varias órdenes religiosas se dan cita para discutir el tema de los bienes y la propiedad de la iglesia o seguir el ejemplo de San Francisco de Asís y renunciar a ellos. En medio de un fuerte invierno, en ese lugar alejado, empiezan a ocurrir una serie de asesinatos, que se propone desentrañar el fraile franciscano Guillermo de Baskerville junto al novicio Adso, una de las pistas más relevantes es que en todos los asesinatos hay un libro involucrado, de manera que la biblioteca será un lugar recurrente a lo largo de esta investigación, la biblioteca encerrada, la biblioteca como laberinto, resguardada por la figura del monje Jorge de Burgos, bibliotecario ciego, defensor fanático del silencio y la seriedad.
3. Fahrenheit 451 (1966): Así como es incómodo y contraproducente el que se imponga la lectura, también produce el mismo efecto cuando se proscribe el acto de leer, como podemos ver en la película Fahrenheit 451 del director François Truffaut.
Considerado uno de los más grandes directores de cine Francés muy prolífico y polémico. En esta cinta basada en el libro del mismo nombre del escritor norteamericano Ray Bradbury señala la presencia de un gran hermano, que ofrece protección, pero que a cambio exige que las personas tengan una misma forma de pensar, donde la lectura es considerada como algo sospechoso, poco deseable, que se debe prohibir, de esta forma se plantea un futuro distópico en que las personas son despojadas de desarrollar el pensamiento, sin sentido crítico.
Se asume que este gran hermano no permite una libre expresión, una libre actividad mental y que la represión de los libros se convierte en el factor principal para evitar que las personas puedan pensar, ya que la felicidad es contraria a los cuestionamientos que devienen del acto de leer, de conocer otras formas de pensar. Se plantea la televisión como método para adormecer y adoctrinar a las personas.
Has sido tal éxito de la historia, que la película Fahrenheit 451 tiene una adaptación moderna realizada en el 2018.
4. La historia interminable (1984): También conocida como "La historia sin fin". Tiene la difícil tarea la de plasmar aquellos matices que han hecho tan llamativa su versión impresa, como la doble narración en un doble juego de colores, haciendo que el lector se dé cuenta que está leyendo el libro y también al lector del libro. En esta película dirigida por Wolfgang Petersen su estreno fue en 1984, y sí que se logra plasmar esa sensación de que se está leyendo a otro lector, que incluso lo inmiscuye en la misma historia, convirtiéndola en un homenaje al lector y a la imaginación.
Es un viaje a la infinitud del hombre cuando atraviesa esa realidad, donde se es el sujeto que observa y se convierte de un momento a otro en el fenómeno traspasando la historia y transformándose en texto; al mismo tiempo sugiriendo una necesidad del libro por el lector, no necesariamente el lector por el libro, en este caso el libro se crea en el momento en que se abren las paginas, antes no hay libro, como si la obra de arte no existiera sin un espectador.
Tal vez el cine nunca supere al libro escrito, lo que si es cierto es que esta estrecha y mágica relación siempre será alimentada por autores y libros que sugieren ideas y argumentos para crear, proponer y dar amplitud a la imaginación proyectada en las pantallas.
Si quieres sumergirte en el apasionante mundo del libro desde el cine te invito a que escuches el siguiente podcast.
Mario Fernando Arenas. Colombia
Profesor del departamento de humanidades de la Universidad CES. Licenciado de filosofía y letras de la Universidad Pontificia Bolivariana UPB; Antropólogo de la Universidad de Antioquia y Magister en Literatura de la Universidad EAFIT.
Amante profundo de sus dos gatos Chihiro y Totoro.
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